Octubre 2025
Viajé con Álex en coche, cruzando la península hasta llegar al Mediterráneo. Carretera, música y muchas horas de paisajes cambiantes.
Allí nos reunimos con David y Taco, que nos acogieron como en casa. Entre rutas, buena comida y mucho movimiento, pasamos unos días animados conociendo su tierra y todo lo que la hace tan especial.
Recorrimos Teulada, Moraira, Benitatxell, Alicante, Elche, Altea, Calpe… Una costa donde la montaña cae casi directa al mar y donde los paisajes son tan espectaculares como llenos de casas trepando por las laderas. Visitamos dos obras icónicas del arquitecto Ricardo Bofill, con sus colores intensos y geometrías imposibles.
Aquí la naturaleza manda: calas escondidas, acantilados dramáticos y un Mediterráneo que lo llena todo. Visitamos la Cala y Falla del Moraig, la Cova dels Arcs, el entorno del Cabo de San Antonio, la Torre d'Or y la Cova de les Cendres. Un paisaje áspero, de piedra viva, donde el Mediterráneo se siente mucho más salvaje de lo que parece desde lejos.
Un tramo de río precioso, escondido entre paredes de roca y zonas de agua cristalina. Caminamos por el entorno, explorando pasarelas, pequeñas presas, terrazas naturales y rincones de vegetación intensa. Es un paisaje muy distinto al de la costa: más recogido, más fresco y con ese encanto de los ríos que atraviesan pueblos del interior.
Cerramos el viaje en Pou Clar, un conjunto de pozas encadenadas en un cañón estrecho. El agua es tan clara que parece cristal, y las paredes de roca que lo rodean forman un paisaje muy fotogénico. Aunque no nos bañamos, pasear por el entorno y ver cómo cambia la luz entre las paredes del cañón ya mereció totalmente la visita.